Todas mis referencias a Lalín hasta ahora se limitaban a una amiga del colegio de mi madre y a un fin de semana (hace años) en el que mi hermana se fue de excursión a ver a la orquesta Panorama. Sí, es triste, pero confieso que visité antes Tokio que Lalín, aunque sólo está a hora y media de la casa de mis padres y a algo menos de la casa de mi abuela.
¿Me arrepiento? Sí y no. Sí, porque cuenta con algunos rincones excepcionales (incluso para el nivel de excepcionalidad al que nos tiene acostumbrados Galicia). Y no, porque si no, no os lo estaría contando como lo estoy haciendo ahora ni lo habría disfrutado como lo hice, hace tan sólo unos días.
Pero me dejo de rollos y voy al grano. Nos vamos de ruta de fin de semana por Lalín, Pontevedra. ¿Me acompañas?
Sábado: Paseo por la historia y la cultura gallegas
1. qué ver en Lalín, Lalín
Cuando me propusieron ir a Lalín, la primera pregunta que me hice es ¿Qué hay Lalín? Pero en Lalín Lalín, no en los alrededores de Lalín. Pues un montón de cosas, además de la Feria del Cocido:
Empezamos el fin de semana desde el Ayuntamiento de Lalín. No parece una visita muy «típica» pero es uno de los edificios emblemáticos de la arquitectura gallega moderna y, sinceramente, merece la pena ver sus estructuras circulares y sus fachadas de vidrio. Aunque quizás no se valore tanto si no entras, que es lo que hay que hacer.
Imprescindibles: la entrada con los «porcos» de diseño (arriba), el curvilíneo salón de plenos (abajo) y una impresionante azotea con vistas sobre la ciudad (en las cámaras web de la tvg aquí).

Muy cerca de aquí está la estatua del aviador Lóriga. Un personaje muy interesante, habitante del Pazo de Liñares (dentro de un rato llegaremos allí) que fue el primero en pilotar el autogiro de Juan de la Cierva (el precursor del helicóptero) y el primero en volar desde Madrid a Manila, que se dice pronto (33 días de vuelo en avión de hélices para recorrer 19.000 kilómetros y perdiendo un avión en el camino…)
Lóriga también fue el primero en aterrizar un avión en Galicia, no muy lejos de aquí. Sus paisanos decidieron reunir dinero para regalarle un avión nuevo y agradecerle así todo lo que había hecho por Lalín y en el mundo de la aviación, pero se murió antes de que pudieran comprarlo (a los 33 años en una exhibición aérea en Madrid) y en lugar de eso erigieron el monumento con forma de aeroplano invertido.

Otra de las figuras ilustres de Lalín es Ramón Aller. El señor Ramón era sacerdote, matemático y astrónomo, que también se dice pronto. Y de los buenos: publicó en revistas internacionales, fue catedrático en la Universidad de Santiago y construyó el primer observatorio astronómico de Galicia en su casa. Es más, hay un cráter de la luna que lleva su nombre.
Hoy su casa (y el observatorio) se pueden visitar en el Museo Ramón María Aller (calle Ramón Aller). Por cierto, el observatorio todavía está en funcionamiento, pero para usarlo hay que reservar plaza con el equipo del Museo o a través de la Universidad de Santiago. Incluso tienen un acuerdo con el ayuntamiento para apagar las farolas de la calle y evitar la contaminación lumínica!

Y, además, el museo es un buen punto para conectar con otro de los personajes ilustres de Lalín: Laxeiro. Aunque la colección que se muestra en el Museo Ramón María Aller es más pequeña que la de Vigo, también tiene piezas muy interesantes de sus distintas épocas. Algunas de ellas auténticas rarezas.
Desde aquí, también están muy cerca los mercados de Lalín. Sí, plural, ya que los sábados por la mañana no sólo está abierto el mercado tradicional de abastos (calle de la Molinera), sino que hay un mercado de productos locales en la calle (calle Joaquin Lóriga con Praza da Torre).
El primero, además de contar con productos frescos y ecológicos, está cerca de la tienda de La Lalinense, todo un referente si quieres comprar ingredientes para hacer el cocido en casa (o hacer «trampa» con uno de sus cocidos precocinados, aunque estos me los apunto para ataques de «morriña viajera», que como ya están hechos será más fácil que pasen los controles de los aeropuertos.)

El segundo es una especie de mercado de huerta parecida al «rianxo» de la plaza de Abastos de Ourense, aunque sólo están los sábados. Productos locales, muchos ecológicos, y tiene por aliciente adicional que te lo encontrarás al lado de 3 de los iconos de Lalín: la estatua del cerdo, los pasos de cebra con diseño de piano y la señal del kilómetro cero:
Todos ellos entre la calle Colón y la calle Principal de Lalín. Y muy buen sitio para una foto, ya que los fines de semana estas calles se vuelven peatonales.
Volviendo un poco atrás por la Praza da Igrexa (ojo a la estatua de Ramón Aller) y la calle Monte Faro, llegamos hasta la pequeña iglesia de corte románico de San Martiño de Lalín de Arriba. Esta pequeña iglesia pertenecía a un monasterio benedictino fundado por el obispo de Mondoñedo Arias Peláez en el siglo X. Y tiene la peculiaridad de que se trataba de un monasterio mixto con abad y abadesa.
El monasterio ya no existía en el siglo XV (se desconoce al parecer cuándo dejó de existir) y estas tierras pasaron a pertenecer al cercano monasterio de Oseira (ojo, parte de lo que hoy es el ayuntamiento de Lalín pertenecía a otro monasterio cercano, el de Aciveiro, hoy reconvertido en hotel). Pero la iglesia sigue estando en pie y es uno de los puntos de paso del Camino de Invierno (el Camino de Santiago que hacían los peregrinos en invierno para evitar los puntos más fríos)
2. Pazo de Liñares
Desde aquí ya cogimos el coche para acercarnos a Prado, a tan sólo 15 minutos del centro de Lalín. Nuestro objetivo: visitar el Pazo de Liñares.
El pazo (palacio típico gallego) fue fundado en el siglo XVII y tiene un estilo barroco. Estuvo habitado hasta principios del siglo XX, aunque ahora se ha convertido en museo y centro de investigación. Y por museo quiero decir dos museos: Casa – Museo visitable y Museo de la marioneta.

Como casa típica visitable, cabe destacar su forma de L, una gran balconada, la lareira de la planta superior y el «abrevadero» para caballos de la planta inferior. En la parte exterior se pueden contemplar además el ciprés, la capilla y el palomar, elementos sin los cuales no podríamos estar hablando de un verdadero «pazo». También hay otros elementos típicos gallegos, como un hórreo o el alpendre.
Como Museo de la Marioneta, hay muchos elementos a destacar, desde la colección de marionetas internacionales a una pieza pintada por Laxeiro. Aunque sin duda, mi favorita fue el «libro desplegable» de Juan Sin Miedo (arriba). También cuentan con una gran biblioteca dedicada a las marionetas.
Vale, te estarás preguntando aquello de ¿no comemos? Pues sí, as estas alturas ya teníamos bastante hambre, así que nos fuimos al restaurante Alto da Pena, muy cerquita de aquí. Nos lo recomendaron por el pulpo (la capital del pulpo – O Carballiño – está a unos 20 minutos de Lalín, así que algo saben) y también probamos la «carne richada» (abajo.)
Tras los postres (y una buena sobremesa), volvimos a coger carretera hasta Mouriscade y Codeseda, a solo 15 minutos del Pazo de Liñares y del restaurante.
Truco: En verano, que los días son más largos, es buena idea acercarse al Pazo de Anzuxao o el Pazo de Bendoiro. El primero, además de pazo son los productores de un queso que está muy bueno (DO Tetilla y DO Arzúa – Ulloa). El segundo, ahora convertido en hotel, tiene una estructura amurallada interesante y aquí nació la esposa del primer Conde de Fontao, Moscoso de Altamira, que fue presidente del Senado y ministro de la Gobernación con Isabel II.
También está cerca el Santuario de O Corpiño, que es una cosa muy de Cuarto Milenio y que debería añadir a mis 15 experiencias únicas que sólo puedes vivir en Galicia.
3. Museo Casa do Patrón
Pero volviendo al recorrido… Vale, estábamos de camino a Codeseda y el Museo Casa do Patrón. Pero antes hicimos un pequeño alto en el camino en el área recreativa de Mouriscade, un pequeño remanso al lado del río con un molino antiguo (visitable) y rutas de senderismo que se pueden hacer a pie o a caballo desde aquí. Una de las cuales acaba precisamente en el Museo (aunque como ya se estaba haciendo de noche no la hicimos.)
Así que nos fuimos directamente al Museo. El museo es una colección privada impresionante, compuesta de piezas típicas gallegas y de oficios artesanos, algunos de ellos ya extinguidos. Sí, 400 piezas única y exclusivamente de Galicia, distribuidas en distintas casas restauradas en el pueblo.
Muy, pero que muy recomendable para explicarle a los más «jóvenes» del grupo que el lino no viene de las tiendas, sino que había que trabajarlo durante meses. O que el queso no sale de la nevera…
Además, tiene una cosa que a mí personalmente me gustó mucho: el restaurante del museo cocina en horno de leña. ¿A que no habías visto algo así antes? Vale, que hay que reservar antes de ir, pero esta empanada no se parece a nada que hayas comido antes:
4. Vuelta a Lalín
Tras este «tentempié» barra merienda… Nos fuimos a descansar un poco, que ya era de noche. Además, en el hotel tenían SPA y había que aprovechar la ocasión.
Y después del relax… ¿no creerías que ya habíamos cenado? Nos fuimos a cenar a uno de los grandes recomendados de Lalín: la gastrotapería A Cunca. De menú un poco de todo (incluida una ensalada con setas salteadas y almendras, para que no digáis que todo es super calórico). Especialmente buena la tortilla con queso y el café de pota #hedicho

Domingo: Disfrutamos de los paisajes de Galicia y ¡cocido!
1. Souto García Sanchez
Tras un sueño reparador, empezamos un día lleno de naturaleza y paisajes espectaculares en uno de los parques de Lalín: la Fraga do Rodo y el Souto de García Sanchez. Un lugar donde los castaños no se podaban porque lo importante no era obtener castañas, sino conseguir vigas para las casas nobles.
Mitad souto, mitad fraga tradicional gallega, el lugar es espectacular. Pero además cuenta con una serie de esculturas muy interesantes.

2. Fraga de Catasós
Desde aquí nos fuimos a tan solo 6 kilómetros, a la famosa fraga de Catasós: un pequeño bosque tradicional gallego con carballos (robles) y castaños que es Monumento Natural desde el 2000.
Otro paisaje espectacular a un paso de Lalín, en el que disfrutamos como niños paseando entre árboles de unos 30 metros de altura y más de 5 metros de perímetro (unos de los de mayor crecimiento de Europa).

Truco: Hay una ruta de senderismo que recorre este bosque y que es bastante asequible, incluso con niños.
3. Zobra y Serra do Candán
Nuestro siguiente punto era en la Sierra do Candán: Zobra. Zobra es uno de esos pueblos enclavados en el pasado pero con miras al futuro. Si Lalín es una de esos sitios «olvidados» por los turistas, en Zobra no han debido de ver uno en la vida.
Y es precisamente eso lo que lo convierte en un sitio mágico.
Zobra, además de un pueblo típico del interior gallego, es un importante núcleo de producción de miel. A nosotros nos bastó con parar en el bar de María a comprobarlo. Ella tenía unas filloas recién hechas y un poco de queso. ¿Cómo no las íbamos a probar?

Sí, somos muy de comer XD
Pero no os entretengo, una de las razones por las que nos acercamos hasta aquí era descubrir la Alvariza de Acevedo en Zobra. Sí, «alvariza», yo tampoco sabía lo que era hasta que nos hablaron de ellas en Lalín.
Una alvariza es un apiario con forma de «fortaleza» en la que se guardaban las colmenas para protegerlas de ladrones y osos (sí, aquí también hubo osos, o hay…). Una construcción que se puede encontrar en otras partes de Galicia, como en Os Ancares o O Courel o Valdeorras, pero que se camufla en el paisaje maravillosamente (si no nos dicen dónde está no lo encontramos.)
Continuamos a lo largo del Río Zobra hacia las Casas das Minas y el entorno del río en A Trigueira, con vistas a la Serra do Candán.
Truco: muchas rutas de senderismo pasan, empiezan o terminan en Zobra. Una muy buena opción para pasar el día y basta con revisar Wikiloc.
4. Y… cocido en Lalín
Como ya había ganas de comer… ¿no pensarías que nos fuimos de Lalín sin comer cocido? Pues no, no íbamos a dejar la capital del Cocido sin comer.
Nos recomendaron Casa Currás, en pleno centro de Lalín (Praza da Igrexa). Un poco demasiado abundante quizás (aunque teniendo en cuenta que llevábamos comiendo todo el fin de semana, puede que mi criterio estuviese un poco condicionado, jeje): sopa de cocido y cocido completito, incluyendo cacheira (cabeza), tocino, lacón, grelos, garbanzos, chorizo cebollero… y de postre filloas, cañas, orejas de carnaval, leche frita y flan de café.

Como operación pre-navideña no sé si encaja, aunque es un buen entrenamiento para las próximas semanas…
Sólo nos quedaba dar un paseo por el Rio Pontiñas para bajar la comida y disfrutar de los últimos rayos de sol antes de recoger el coche de nuevo y volver a casa.
Dónde dormir en Lalín
Para este viaje nos alojamos en el Hotel Torre do Deza, que está a la entrada del parque empresarial de Lalín. Quitando la autovía, las vistas son muy bonitas y las habitaciones son de un tamaño que casi ya no se ve en Europa. Quizás un poco alejado si lo que quieres es ir andando al centro, pero en coche son 2 minutos y es francamente fácil encontrar dónde aparcar en Lalín.
Además, cuentan con un pequeño SPA en el que relajarse tras pasar el día de un lado al otro.
Sí, fue un fin de semana de lo más completo. Aquí os dejo un plano con todo lo que hicimos en Lalín:
Extra: Las fiestas gastronómicas, ferias, romerías multitudinarias… en Lalín
La agenda de eventos gastronómicos, fiestas patronales, romerías y verbenas en Lalín es extensa. Como además cambia cada año y no sé cuándo estarás leyendo esto, he lanzado con unas amigas una agenda cultural web de Galicia para viajeros.
Se llama Troulanda y espero que lo disfrutes mucho.
¿Que qué es esto? Pues una web en la que confirmamos todas las fiestas, eventos, romerías, visitas guiadas únicas y ferias que suceden en Galicia y Norte de Portugal y te las compartimos en una calendario, en un mapa y en un súper buscador para que sepas qué sucede cerca de tí en tus fechas de viaje.