El plan de hoy era salir a observar las estrellas a bordo de un barco y conocer los secretos de la Isla de Sálvora en las Rías Baixas. Pero con un día claramente morriñento (morriñento de morriña, de echar de menos el sol, que parecía no haber salido en Cambados en la última semana) era muy probable que no viésemos ni una.
Nada hacía presagiar que veríamos brillar el mar como lo veo ahora, con una luz azul que ilumina al barco mientras surcamos la Ría de noche, como si miles de lucecitas led se fuesen encendiendo a nuestro paso, iluminando el camino. Es, sin duda, una de las experiencias más surrealistas y más emocionantes que he vivido últimamente (y han sido muchas).
Pero vayamos paso a paso, esta es la crónica de nuestro viaje (y muchos de los motivos por los que deberías apuntarte a un paseo) en barco por la Ría de Arousa:
Rumbo a Sálvora:
Como te contaba hace medio minuto, nuestro punto de partida fue el puerto de Cambados. Esta villa, llena de pazos y de historia, está a un paso de los destinos más visitados de Galicia y merece una visita en sí misma, pero no era nuestro destino: nosotros íbamos a adentrarnos en el mar rumbo a Sálvora.
Maruxaina, Concerteca y yo aparcamos en el puerto de Cambados (que tiene dos: uno en pleno centro que no funciona ya, y otro, que casi casi está en el pueblo siguiente, pero es el que sí funciona…) y nos embarcamos en el Chasula, junto con nuestros compañeros de viaje.
Nuestro patrón: Isidro. ¡Qué personaje! Nuestro barco: el Chasula, un pequeño barco tradicional de madera, antes dedicado a la pesca en la Ría, y ahora se ha especializado en turismo mariñeiro y sostenible. Nuestro destino: la Isla de Sálvora, probablemente de las menos conocidas del Parque Nacional de las Islas Atlánticas (el de las Islas Cíes.)
Para llegar a la Isla de Sálvora hay que avanzar hacia mar abierto y dejar la protección adicional de O Grove y la Isla de Arousa, hacia la bocana de la Ría. Navegando entre cientos de bateas y boyas que nos indican que esta ría da cobijo a uno de los principales puertos de pescado fresco de Europa y a más de la mitad de las bateas de Galicia.
Inciso: para los que no habéis estado nunca en Galicia, las bateas son esas estructuras de maderas con un montón de cuerdas colgando que sirven para criar mejillones, ostras y vieiras. Y que también sirven a los pájaros para posarse y controlar a quien pasa por la ría, como este cormorán o las curiosas gaviotas.
Esta gran concentración de bateas se debe a que la Ría de Arousa está en una zona de afloramientos marinos con mucha riqueza de alimentos. Por este motivo también es rica en pescado, marisco, aves y cetáceos. Sí, he dicho cetáceos, porque en esta zona de Galicia se pueden avistar distintos tipos de delfines, ballenas, rorcuales… aunque sea raro, ya que algunos están en peligro de extinción.
Y también he dicho aves porque, aunque para la gran mayoría el avistamiento de pájaros es todavía una rareza, en Galicia se encuentra una de las zonas más alucinantes para ir a fotografiar aves, ya que muchas rutas de migración pasan por aquí.
Y precisamente en esto se ha especializado la tripulación del Chasula: ir en barco permite seguir las rutas de las aves y fotografiarlas en sus entornos naturales. E incluso «llamarlas» con cebo (o chum, como el del restaurante de Bob Esponja, aunque creo que lo han traducido como carnada… he visto poco a Bob Esponja), que es precisamente lo que hicimos. Lo que nos permitió ver gaviotas (patiamarelas, aquí están las colonias más importantes de Europa de esta especie, y de cabeza negra), Cormoranes, Mascatos…
No, no me he vuelto una experta en aves de repente, ir con un biólogo especializado ayuda a poder distinguir lo que ves del simple «gaviotas». Además de que, según la época del año, hay pájaros que cambian su plumaje y otros que migran, por lo que lo que veas cuando vayas puede cambiar totalmente.
(para llevar la cámara más «modesta» del grupo no están mal las fotos, ¿no?)
Siguiente parada: Isla de Sálvora
Siendo sinceros, si me hubieses preguntado qué ver en Sálvora antes de este viaje, probablemente te hubiese dicho poca cosa: que si hay un poblado, que si es zona de anidamiento de aves, que si tiene esos colores típicos de las islas atlánticas gallegas… Para mí era una gran desconocida (como para la mayoría).
Eclipsada por las playas de Cíes, la vitalidad de Ons y la (triste) historia de San Simón, Sálvora y Cortegada son ignoradas por el gran público. También es verdad que están más al norte y sólo se puede acceder a ellas con visita guiada, pero aún así merecen mucha más atención de la que obtienen.
Para empezar, esta isla fue una de las últimas islas privadas expropiadas por el estado (que se quedó con ella justo a tiempo para evitar que un banco la comprase y se pusiese a construir casas en plena vorágine inmobiliaria). Originalmente era propiedad de los Otero – Goyanes (también conocidos como los Mariño) de quien se dice que descienden de una Sirena y del héroe de Roncesvalles Roland (o Roldán, el del Cantar de Roldán).
De esa propiedad privada provienen algunas de las curiosidades más interesantes de la Isla. Como que tenga un pazo, un antiguo horno de tejas o un poblado tradicional, con sus hórreos y sus propias leyendas.
Pero no te abrumaré con los datos, prefiero que te sorprendan cuando visites la Isla (como siempre tendrás que ir con guías del parque, las historietas están aseguradas.) Estas son algunas de las cosas que vimos por allí:
Pero no todo es el poblado y sus historias de héroes y sirenas. Sálvora es peculiar también dentro de las Islas del Parque Nacional, prácticamente llana y sin los grandes acantilados de Cíes o de Ons (la altura máxima son 70 metros), también tiene más agua y una roca más blanda.
Esto hace que, por un lado, las rocas de la isla, además del característico naranja de las islas gallegas, sean más redondeadas. Y, por otro lado, hay más oportunidades de ver animales.
Por un lado, están los caballos (ahora reserva caballar de la pura raza gallega), algún ciervo que todavía campa por allí (de cuando era coto de caza del Marqués de Revilla), conejos y salamandras, por ejemplo. Sin olvidar, por supuesto, a las gaviotas. O los endrinos salvajes, la «herba de namorar», los matorrales…
Por supuesto, la isla es un buen punto para el avistamiento de pájaros (como cabría de esperar). Así que finalizamos nuestro recorrido echando un vistazo.
Eso sí, ni endrinos, ni gaviotas, ni ningún otro elemento natural se puede tocar (y mucho menos llevárselo para casa). Vais advertidos, que después se oye cada cosa…
No, tampoco hay papeleras. Sí hay servicios en donde estaba la antigua Factoría de Salazón, pero eso ya se lo preguntáis al guía in situ.
Observar las estrellas en Galicia – destino Starlight y Mar de Ardora
Ya se nos echaba la noche encima y, tras un tentempié rico rico, tocaba ver las estrellas por fin. Claro que ellas decidieron que no, que ya si eso volvíamos otro día.
Porque las estrellas son algo divas. Y el clima gallego no es cambiante como el irlandés (que dicen que cada cinco minutos cambia), es un poco más tozudo. Así que partimos con el día nublado y volvimos con la noche nublada (así están las fotos, que cualquiera diría que las saqué en uno de los años más secos que recuerdo…)
Una pena, porque nos acompañaba un experto que nos iba a explicar cómo observar las estrellas a bordo de un espectacular barco. Y además en uno de los sitios donde mejor se puede hacer del mundo (las islas son destino Starlight).
Así que nos tocó adaptarnos y en lugar de buscar luces en el cielo, nos encontramos luces en el mar:
Esto que veis en el vídeo no son efectos especiales, es lo que llaman Mar de Ardora o ardentia y lo grabaron los chicos de Bluscus desde la cubierta del barco (mi cámara no da para tanto). Un efecto de bioluminiscencia que sucede en mar abierto y que es un espectáculo marítimo único.
Las causantes de estas luces en el mar son las Noctilucas Scintillans (traducido, que brillan de noche). Unos microorganismos que de día son de color rojo (las famosas mareas rojas) y que de noche brillan por una reacción química que hace que emitan una luz azul verdosa al producirse vibraciones en el agua. Antiguamente, servían de ayuda a los pescadores que salían a faenar ya que les iluminaba los bancos (todavía hoy hablan de «ir a la Ardora» cuando faenan de noche y en mar abierto, fuera de la contaminación lumínica de las ciudades costeras.)
Al parecer, inundan las costas gallegas en Junio, Julio, Septiembre y/o Octubre. ¿Te apuntas a verlas?
About
Este artículo tiene su origen en la celebración del Día Mundial del Turismo que Turismo de Galicia en torno al Turismo Sostenible dentro del programa de la Organización Mundial del Turismo UNWTO. Todo lo que ves arriba lo puedes hacer a con los viajes especializados de Bluscus (tanto en el Chasula como en la goleta) y, con suerte, o verás un magnífico cielo estrellado o puede que también seas testigo de la hipnótica Ardora.
Además, el equipo del Chasula tiene un blog donde cuentan las últimas novedades sobre el avistamiento de aves y cetáceos en la ría, por si quieres preparar tu visita más a fondo.
4 Comentarios y Preguntas
Y aunque la conozcais, siempre os sorprenderá.
Totalmente de acuerdo!
Ainssss…qué día más chulo pasamos y ¡cuánto aprendimos!Tenemos que salir más por nuestra tierra querida ;)
Abrazos!!!
¡Totalmente de acuerdo! Todavía nos queda mucho por descubrir en Galicia!