Un viajero no se diferencia en realidad de cualquier otra persona (soy de la opinión de que todos somos un poco viajeros a nuestro modo, igual que todos somos creativos de alguna manera, aunque no tengamos ni idea de cómo funciona Photoshop), así que en el tema de los regalos tampoco somos muy distintos. Básicamente, preferimos que no nos regalen unos calcetines o una corbata, como todo el mundo.
Sí señores, hay gente muy poco original con los regalos. Por eso, ahora que se acercan las Fiestas (y mi cumpleaños) a marchas forzadas, me he decidido a hacer esta lista (llámese indirecta) de cosas que pueden hacer ilusión a un amante de los viajes. Se aceptan sugerencias:
1. Fotos de viajes
La propia palabra lo dice, viajeros = nos gusta viajar. La mayoría, además, soñamos despiertos; soñamos que viajamos o que estamos en otros sitios o recordamos los sitios en donde hemos estado… Las fotos invitan a soñar, así que las fotos de viajes son una idea bastante redonda de regalo.
Pero, dónde se pueden comprar fotos de este tipo? Pues en una exposición de fotos que haya en tu ciudad, por ejemplo. O en un sitio web como 500px.com o Nuvango…
En GaliciaTB, por ejemplo hemos organizado este mes una exposición fotográfica en Santiago de Compostela a favor de Médicos sin Fronteras. Así que sería un doble regalo, por un lado la foto y por otro una donación a una causa solidaria como es la lucha contra el ébola.
2. Mapas y más mapas
Sí, la gente ya no usa mapas, pero eso no quiere decir que no nos gusten. Y si son de sitios raros o de destinos soñados mucho mejor.
Además, no hay que viajar mucho o gastar mucho dinero para conseguir buenos mapas que regalar en Navidades, basta con ir a un rastrillo, navegar por Etsy.com o ir a una librería especializada en viajes (sí, todavía hay librerías y especializadas en viajes).
A mí me gustan especialmente los de rascar (sí, tipo rasca y gana) como este:
3. Regalar comida internacional
Sí, a lo mejor no suena muy normal regalar comida (salvo bombones), pero muchos de nosotros hemos traído especias, snacks, cerveza o vino de otros países. Si además tienes algún amigo gastrosibarita o un poco pesado con lo bien que se come en no se qué sitio de no se dónde, pues el regalo puede ser incluso más redondo.
Además, ahora es mucho más fácil encontrar estos ingredientes para recetas internacionales. Desde tiendas de productos latinos a vinotecas especializadas, pasando por las «expat stores» (esas tiendas creadas para hacer sentir como en casa a los trabajadores de las multinacionales), ya no hace falta esperar a que sea la «semana de Alemania» en ciertos grandes almacenes.
Yo soy total fan de las de productos mexicanos, pero en ciudades como Madrid o Barcelona es posible también comprar en tiendas de productos japoneses, alemanes, americanos, rusos … Y también está Internet.
4. Libros para viajeros
Un libro no es un regalo especialmente original, lo sé. Pero es que no conozco a ningún viajero que no lea.
Aquí lo complicado es escoger el libro adecuado para cada persona, pero cuando conoces bien a alguien se te ocurren muchas ideas y también se puede preguntar al librero (sí, lo prometo, todavía quedan librerías además de Fnac y el Corte Inglés.)
Para los despistados, dos ideas: libros de viajes (por ejemplo estos) y libros de recetas internacionales.
5. Aprender algo nuevo
Hay un montón de cosas que no sabemos hacer y otro montón para las que no encontramos tiempo. Así que ¿por qué no?
Las ideas son muchas, desde clases de cocina para aprender a hacer aquel Goulash tan rico que comimos en aquel pueblecito perdido entre las montañas, a clases de danza del vientre o de bailes estilo Bollywood.
Vivir en un pueblo pequeño no es excusa, también están las clases via Skype o los Moocs o un viaje para aprender a bailar Tango en Argentina. Y sí, aprender idiomas también vale, aunque solo sea para descifrar los carteles como este: